Noche eterna
Tus ojos grisáceos están tristes,
tus fràgiles manos se sujetan con miedo a mi brazo.
Estàs a mi lado y quieres irte.
¡No me dejes... no tú!
Acuèrdate de cada beso y cada caricia que me diste,
de cada palabra de aliento y consuelo que me brindaste.
Tu verano se ha vuelto invierno,
te pesan los años, te pesa la vida.
Miras y no encuentras nada,
todo alrededor es tinieblas, vacío, soledad.
Tus longevas manos apenas perciben
el paso de los años, el dolor del hastìo.
Alzas tus ojos a un horizonte mortal,
cuando tu reloj de arena quiere dar marcha atrás.
No me dejes abuela, no ahora
que disfruto tanto tu compañía
que se me rompe el alma a pedazos
con solo pensar que un dìa ya no estaràs…
Quisiera regresar el tiempo, acariciar tu frente
y pensar que recuerdas las cosas antiguas.
Pero mortal es la vida, que destruye recuerdos
y entierra mi nombre entre tus pensamientos.
Hoy llueve abuela, es marzo… pero en mis ventanas del
alma
llueve copiosamente como el peor de los inviernos,
como la màs grave de las tempestades.
Te quieres ir… sè que estàs triste.
Yo lo estoy igual… me duele tu diaria penumbra,
los negros días, tu dolor senil, tu lamento de niña…
me duele abuela no poder darte mis ojos esta noche
para que no sufras ni llores en la oscuridad.
Te amo abuela...
Su Avalos